domingo, 30 de noviembre de 2008

12.- Un domingo cualquiera

Pues sí, un domingo cualquiera. No pensaba escribir nada, pero como me he sentado delante del portátil, aquí me teneis. Me he despertado tarde, a eso de las 17:00 (yo trabajé, fiesteros) y he comido. Llevo toda la tarde terminando cosas de la universidad y estoy un poco harto ya, pero hace mucho frío para salir a la calle, encima, creo que llueve, pero no voy a levantar la persiana para confirmarlo.

Anoche tuve una sensación extraña. Hacía tiempo que no veía a un amigo mío de la infancia. Nos conocimos en el colegio y después compartimos instituto y muchos buenos momentos. Éramos un grupo de cinco, pero anoche sólo había uno de ellos. Me preguntó como me iba todo y le contesté que bien. Él me dijo lo mismo. Nos reímos un rato pero me sentí como si no tuviese ganas de hablar con él, pensando mucho las cosas que decirle, cuando un par de años atrás, hablábamos de todo y en todo momento.

Es verdad que la distancia hace el olvido, aunque en este caso no sea excesivamente larga, porque aquí la distancia se mide en horas y en segundos. ¿Dónde quedan esos momentos? Fotos y videos. No sé, será ley de vida, supongo, todavía tengo muchas cosas que aprender.

Aún así, lo sigo apreciando.

Atentamente,
-Spike-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me pasó hace unos meses algo muy parecido y he llegado a la conclusión de que cuando llevas tanto tiempo (en mi caso 4 años) sin saber de alguien llega un momento en que te da lo mismo... le aprecias y eso, está bien saber que le va bien, pero ya está, no le vuelves a llamar para tomar un café, dejas de tener cosas en común con ellos... o eso parece...

-Spike- dijo...

Sí, llevas razón, pero cuando piensas friamente es un poco duro, las personas, tarde o temprano, nos cerramos en nosotros mismos y dejamos de lado aquellos amigos que fueron importantes. Pero bueno, así parece que está escrito.

Gracias por pasarte por el blog y sobre todo por comentar algunos de mis pensamientos y torturas.

¡Saludos!